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Historia

"Nuestro amado club cumplió 130 años de fundado y 64 años de inaugurada su sede actual en el barrio Bocagrande. Su constitución se la debemos a la necesidad que sus fundadores vieron de conformar una asociación con tendencia exclusivista, en la que se relacionaran personas nacidas en las familias más tradicionales de la ciudad, con intereses comunes".

¿Cuántas historias, recuerdos, sueños y metas cumplidas caben en 130 años? Con toda seguridad la respuesta sería muchísimas. Y es que no cualquier institución llega a cumplir tan ilustre edad, la cual le confiere el título al club más antiguo de todo el país.

Fue un 1 de noviembre de 1891 cuando un grupo de cartageneros, liderados por el célebre Fernando Vélez Daníes, quien fue elegido presidente por cuatro períodos seguidos, decidieron constituir un ente de derecho privado que rápidamente se convirtió en el lugar favorito de la sociedad cartagenera para realizar tertulias, reuniones sociales, certámenes cívico y para compartir intereses comunes y mantener viva la esencia de la cultura y tradición de Cartagena.

Vale la pena destacar que en 1864 ya había ocurrido un intento fallido de creación de un club cartagenero que habría sido presidido por el militar y político Juan José Nieto, pero que no se mantuvo vigente dado que el país atravesaba por una fuerte crisis que mantuvo en recesión su economía, lo que los llevó tres años después a tomar la penosa decisión de disolverlo legalmente.

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En este segundo intento en 1981, los fundadores (varios de ellos miembros de la Junta Directiva del primer intento de club) se cuidaron de tener en cuenta errores cometidos en el pasado para garantizar su permanencia y enraizarse en las familias tradicionales más importantes de la época.

Su primera junta directiva la presidió, como era obvio y justo, su principal promotor, Fernando Vélez Danies, acompañado por Rafael de Zubiría, en la Vicepresidencia; Luis Gutiérrez de Piñeres, en la Secretaría; Ernesto Daniel Le maitre, en la Tesorería; y Miguel Rodríguez, Leopoldo E. Villa y José María de la Vega, como Vocales. Se afiliaron 155 socios, un buen número en proporción con los habitantes de la ciudad en esa época, y su sede inicial funcionó en un inmueble colonial ubicado en la Plaza de la Aduana, alquilado para el efecto.

Este nuevo Club Cartagena vino a llenar un vacío en la urbe de la última década del siglo XIX, convirtiéndose en centro de tertulias, reuniones social es y certámenes cívicos. Sus socios contribuyeron a su enlucimiento y se registra como las primeras jóvenes presentadas en sociedad a Hortensia Gómez Henríquez, Amelia Gómez Pombo y Helena Rosa Pareja, ese mismo año de su fundación.

Es de anotar que Fernando Vélez Danies fue elegido presidente por cuatro períodos seguidos, imprimiéndole al club su carácter emprendedor y dándole estabilidad organizativa.

En 1891, Cartagena era una ciudad cosmopolita, que comenzaba a explotar su condición de calidad de ciudad-puerto, y que recibía diariamente viajeros de todos los continentes, quienes traían consigo las noticias y tendencias de sus lugares de origen.

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Esto a su vez hacía que la ciudad cada vez fuera más exigente y que los líderes de la época -personajes prestantes del seno de las familias tradicionales- buscaran estar a la altura del acontecer cultural y artístico mundial, en especial de Inglaterra que ya había aplicado con éxito la moda de los clubes para señores de estirpe.

Fue así como nació el Club Cartagena, idea que fue rápidamente acogida por los miembros más distinguidos de la sociedad Cartagenera quienes se asociaron sin pensarlo dos veces a este lugar en el que se comenzarían a entretejer innumerables relaciones e historias.

Como la sede de la Plaza de la Aduana se hizo insuficiente para las necesidades del Club, fue necesario buscar otro inmueble más amplio y estratégicamente ubicado. Así, en 1897, se trasladó la sede a una casa, también de arquitectura colonial, situada en la esquina de la Plaza de Bolívar con la calle de los Santos de Piedra, frente a la Catedral, centro de las grandes festividades cartageneras. Presidía la junta directiva Leopoldo E. Villa.

Durante la presidencia de Eduardo Martínez Aycardí (1909-1911) el Club trasladó nuevamente su sede a la Plaza de la Aduana, en el segundo piso de una casa de propiedad de Vicente Martínez Recuero, último de los lugares tomados en arriendo. Ante la falta de una sede propia, razón por la cual había operado la institución en tres lugares diferentes, dándole cierta inestabilidad funcional, Fernando Vélez Danies promovió entre sus socios la idea de construir un edificio que albergara al Club, a la altura de su condición y exigencias.

Para ello contó con la acogida entusiasta de Enrique Grau Vélez, quien asumió la presidencia en 1918, y de Daniel Lemaitre Tono, Vicepresidente, quien reemplazó a Grau, al ausentarse éste a laborar y radicarse en Bogotá.

Es interesante e ilustrativa la correspondencia cruzada entre Lemaitre y Grau sobre la construcción de la casa propia del Club Cartagena, a la cual se refiere detalladamente el hijo del primero de ellos, Eduardo Lemaitre, en ameno artículo publicado en el libro conmemorativo de los 100 años de su fundación.

Para esos efectos se adquirió un predio donde funcionaba una jabonería, frente al Parque del Centenario, y se contrató la elaboración del proyecto con el famoso arquitecto francés Gastón Lelarge, quien se encontraba en Cartagena requerido por el Arzobispo Pedro Adán Brioschí para ejecutarle varios trabajos.

No fue nada fácil la tarea en que se empeñaron Lemaitre y Grau, con el apoyo de Fernando Vélez Danies y otros socios, para culminar la obra.

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Al fin, seis años después de su inicio, el 8 de noviembre de 1925, se inauguró la majestuosa edificación, durante la presidencia de Daniel Lemaitre Tono, con acto solemne, que contó con la asistencia de los socios y las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad.

En esta sede el Club alcanzó uno de sus mayores esplendores durante más de 30 años. Allí se celebraron grandes fiestas y banquetes; fue visitada por Presidentes de la República y altos funcionarios del Estado, y se consolidó como gremio social de primera categoría en el país.

Las presentaciones en sociedad de las hijas de socios, las elegantes fiestas en las que se bailaba, bebía y comía hasta el amanecer, las tertulias, desfiles y celebraciones conmemorativas de la independencia de la ciudad, comenzaron a ser parte de las costumbres de la alta alcurnia de la ciudad.

Sin lugar a dudas la presentación en sociedad es de las más recordadas. Esta consistía en la introducción al mundo social, refiriéndose a su edad casadera. Las jovencitas vestían trajes largos y los trajes fracs. Estas caminaban por una pasarela para que todos los socios las conocieran, y al final, eran recibidas por el Presidente del club y su esposa, quienes le entregaban un regalo que sellaba el momento que antecedía al baile de vals.

En estos 127 años, ha tenido 4 sedes: Aquella en la que nació en la Plaza de la Aduana en 1891; 6 años después una posterior en la Plaza de Bolívar con calle Santos de Piedra, en 1925 una frente al Parque Centenario donde se ubicó el club durante 33 años y la actual sede en Bocagrande en la que funciona desde 1958. También podríamos mencionar una quinta, en la que se ubicó el primer intento de club por Juan José Nieto, en la Calle del Cuartel, que habría sido la vivienda del prócer José Manuel Rodríguez Torices.

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64 años de nuestra sede de Bocagrande

Cada 8 de noviembre nuestra actual sede cumple 1 año más al servicio de nuestros socios. En la mente de los más antiguos aún está el día de su apertura en la que, presidida por el entonces Presidente de la Junta Directiva, Don Guillermo Gómez Villarreal, se recibió por primera vez a los socios en el edificio que hasta nuestros días, sigue albergando diversas generaciones con amor y fraternidad.

Construido por la firma Obregón y Valenzuela, el lote del edificio donde hoy opera el club, fue el resultado de un canje por unas tierras que poseía el club en el sector de La Matuna, que le había otorgado el Distrito para la construcción de su sede.

En aquella época formaban parte de la Junta Directiva Fernando Díaz Gómez, Haroldo Calvo Núñez, Manuel Pretelt Martínez, Ernesto Carlos Martelo, Rodrigo Méndez Villarreal, Eduardo Araújo Grau, Arturo Pareja Lecompte, Eugenio González Fortich, Andrés Rumié y Antonio Lequerica Martínez, quienes fueron los artífices de la financiación y posteriores obras que permitieron contar con un club moderno, a la altura de sus expectativas y que hasta hoy se mantiene vigente y sobre todo, lleno de vida.

Nuestro club poco a poco fue innovando en productos y servicios. Primero estableció el sistema de canjes con otros clubes, luego, al tomar la administración directa del bar y restaurante, logró ser más competitivo. Además, comenzó la construcción de nuevos espacios como la piscina en 1962, el Comedor El Caracol en 1970, la Cancha de Tenis el mismo año, el Salón la Fuente en 1988, Verano en 1989, La Cava en 1995, entre otras mejoras que con el pasar de los años, exigía el edificio. Muchas gerencias y presidencias de Juntas Directivas han pasado por el club desde aquel entonces. Cada una de ellas le imprimieron sus sellos personajes a su administración y lograron avances tanto físicos como en gestión que le permitieron al club mantenerse firme a pesar de los años y de algunas decisiones no acertadas.

Hoy, con casi 130 años, tenemos un club renovado, lleno de vida, de actividades tanto sociales como culturales y sin lugar a duda somos un gran escenario de proyección para nuestros socios, sus familias y nuestros aliados. Muchas más historias seguirán siendo contadas, muchas más relaciones se entretejerán en este lugar, muchas más sonrisas se dibujarán en los rostros de nuestras familias, y sin lugar a dudas, el espíritu del club seguirá vivo por lo menos otros 130 años más, para cautivar y acoger a las generaciones que están por venir.